lunes, 17 de agosto de 2015

La verdad sobre Medjugorje

Fuente de la imagen: www.flickr.com


Pablo Rioja | León

Recuerdo mi primera vez en Medjugorje. Fui en busca de sucesos 'paranormales' y sobre todo de gente presuntamente endemoniada. El tema me interesaba y allí, decían muchos, se daban ese tipo de casos. Viví algunos de ellos en primera persona, comprendí que no eran invenciones sino sucesos tan reales como mi propia existencia, pero con el tiempo llegué a la conclusión más importante; aquello, aunque cierto, no es ni mucho menos lo relevante de este lugar donde aseguran que la Virgen María se aparece desde 1981. 

Hoy, cuatro años después, acabo de regresar por tercera vez de ese pequeño pueblo resguardado entre montes en Bosnia. Tres viajes a un mismo lugar en busca de respuestas y tres regalos impagables. Como una carrera universitaria. Cada año un curso intensivo de una semana que enseña con magestría celestial a la mente y sobre todo al alma. Unas vacaciones para el espíritu.

Sé que para quienes no han ido nunca allí resulta complicado entender tan puntual regreso, pero los que hemos gustado Medjugorje lo tenemos claro. No se trata de fanatismo, ni de buscar algo extraordinario, es haber degustado un trozo de Cielo lo que realmente engancha. Como en el Evangelio de las tres tiendas, cuando Pedro le pide a Jesús acampar allí arriba. Claro está que el verdadero mensaje de 'Medju' se debe vivir en el día a día de cada uno, en la cruda realidad. Allí, aseguran, empieza el verdadero viaje. 

Parece que en las últimas fechas se han filtrado informaciones falsas o interesadas sobre lo que la Iglesia piensa de aquel lugar. No sé qué va ocurrir, si declarará las apariciones marianas como auténticas, si prohibirá acudir a las apariciones que aún hoy tienen los videntes, si el santuario será mariano o simplemente de oración, pero tampoco me preocupa en exceso. Entiendo que serán prudentes en su juicio y que hasta que todo el fenómeno de las apariciones concluya no podrán emitir un veredicto definitivo. Me turban, eso sí, prohibiciones como las hechas por las diócesis de Madrid y Toledo. Imprudentes cuanto menos. 

Fíjate que lo de menos es si la Virgen se aparece o no. El caso es que allí acuden gentes de todo el mundo, que se dan miles de casos de conversión, de vuelta a Dios, de confesiones, se reza el Rosario y lo más importante, se vive con pasión la Eucaristía. Aunque fuese un puro fraude, las obras son incontestables. Y ya se sabe, "por sus obras les conoceréis". 

Este año, en el Festival de Jóvenes, han concelebrado la Eucaristía una media de 400 sacerdotes cada día, con una asistencia de unas 100.000 personas desde el 31 de julio al 5 de agosto. Viví momentos increíbles como las catequesis sobre el Perdón, sobre la importancia de aprender a escuchar los silencios de Dios en vez de gritarle todo el tiempo con nuestras exigencias o cómo el demonio ataca en las cosas más simples. 

Conocí a un matrimonio catalán que se ha convertido allí en Medjugorje y su vida ha dado un giro de 180 grados. Volví a escuchar el testimonio de Patrick, un canadiense corrompido por el dinero que lo dejó todo por seguir a la Virgen y a Dios. Me recordaron que los sacerdotes, aunque escandalicen muchas veces, son hijos predilectos de Jesús, que tienen sus mismos poderes, que sus manos están ungidas. Sentí paz en mi corazón, pude confesar mis pecados, orar por mucha gente y sobre todo escuché para aprender.  

Dice la Virgen en uno de sus mensajes a los videntes que en Medjugorje culminará lo comenzado en Lourdes. Veremos. Por cierto, también las apariciones de Lourdes fueron perseguidas y negadas por la propia Iglesia Católica. 

pABLO rIOJA (12-8-2015)

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