lunes, 5 de septiembre de 2016

Me cansan las películas de superhéroes

Crítica a las películas de superhéroes


Pablo Rioja | León

Me saturan las películas de superhéroes. Tal es el bombardeo de universos que se expanden y nuevos protagonistas salvando al mundo que apenas va a quedar una ciudad en pie que proteger de los originales villanos emperrados en destruirlo todo para hacerse con el control. Que digo yo, si no hay a quién controlar, ¿qué sentido tienen sus planes?

El problema de este género es siempre el mismo. Da igual que la tecnología avance y las escenas sean cada vez más memorables y creíbles. Es el absurdo argumento el que termina por lastrar los inútiles esfuerzos de Hollywood por adaptar todo cómic que se precie. El último ejemplo lo encontré en Escuadrón Suicida, donde son los malos quienes han de salvar al personal esta vez. La idea, que no deja de ser original, se viene abajo cuando el malvado de turno aparece en escena.

Al principio siempre te lo presentan como un personaje dispuesto a todo, sin escrúpulos, inteligente y muy seguro de su triunfo. Pero el caso es que los guionistas no tienen ni idea de cómo sostenerlo cuando el final de la película se asoma sin remedio. En Escuadrón Suicida la mala es tan patética que por no gastar ni siquiera destruye la ciudad de turno. Todo su esfuerzo durante el filme por demostrar que es indestructible se viene abajo en segundos en el que es, desde mi punto de vista, uno de los finales más patéticos y lamentables de la historia de las cintas de superhéroes. Recuerda tanto al de Cazafantasmas 1 que dan ganas de pedir la dimisión del director por reírse del espectador sin que la película esté catalogada como cómica. Igual de chorrada fue Deadpool, pero al menos ésta es sincera y ya avisa que es una sátira desde los créditos.

No puede ser que todo se reduzca a destruir el mundo o en el mejor de los casos a someterlo. Sería interesante que al menos un villano de mil lograse su cometido y comprobar qué ocurría después. Otro problema es la imperante necesidad de incorporar nuevos actores a la causa. Ya no vale con que Superman se líe a ostias con medio universo, ahora hay que cruzarlo con Batman, inventarse una prima y organizarle todo un equipo de aliados. Un combo que no cuaja y donde unos protagonistas tendrán más papel que sus homónimos, lo cual te hace pensar que para qué coño sirven los demás. Escuadrón Suicida es, de nuevo, el ejemplo de la mediocridad imperante en el género. Sólo Will Smith y Margot Robbie (Deadshot y Harley Quinn) aportan algo. El resto, simples, estúpidos y prescindibles masillas.

Si la segunda incursión de Christopher Reeve como Superman fue más que innecesaria (no te digo la III y la IV) ni te cuento lo patéticas que están resultando las sagas de Vengadores, X-Men y Ligas de la Justicia. No las sostienen ni las cifras -que pese a ser altas no superan las expectativas- ni muchos fans cuyo hartazgo ante el mismo final repetido hasta la saciedad comienza a echarles en masa de los cines.

Y para más inri, está de moda cortar todo tipo de escenas para que luego compres el dvd y te las encuentres allí como por arte de magia. Una práctica habitual tan sangrante que en Escuadrón Suicida además de romper la lógica del guión -si es que en algún momento la tuvo- se carga de golpe y porrazo el 90% de las escenas del Joker. Ole. Con un par. Un ejemplo más de que ni a directores, productores ni mucho menos a los actores les importa ya conservar una migaja de ética y esa dignidad que el viejo cine se ganó a pulso. Hoy todo se soluciona con un croma verde. Lamentable.

pABLO rIOJA (31-8-2016)

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