martes, 17 de enero de 2017

Apocalipsis (III), ¿de qué trabajaremos en el futuro?


Pablo Rioja | León

Es una estupidez, lo sé, pero últimamente siempre que paso por un peaje me entra una especie de angustia que no puedo controlar. Enseguida me asalta la misma pregunta. ¿De qué trabajaremos los seres humanos en un futuro?

Lo del peaje, aunque tonto, es un claro ejemplo de cómo las máquinas están sustituyendo a los seres humanos a pasos agigantados. Que sí, llámame antiguo, pero te pones a pensar en la cantidad de puestos de trabajo que pronto serán historia y la cosa empieza a dar vértigo. Si hasta ya hay máquinas capaces de redactar perfectamente notas de prensa.

Hoy somos 7.000 millones de personas tratando de sobrevivir en un planeta Tierra cuyos recursos naturales comienzan a escasear. Y dicen los expertos que en 2050, como muy tarde, alcanzaremos la cifra de 10.000 millones. Imagino que igual que los antiguos constructores de coches de caballos vivieron su particular Apocalipsis con la llegada de los automóviles, muchos de nosotros tendremos que renovarnos o morir. Haciendo un ejercicio de imaginación simple voy a escribir algunas de las profesiones que quizá en menos de diez años ya sean simples leyendas.

La llegada de los coches autónomos cambiará radicalmente el sector de los transportes. No harán falta profesionales para transportar ni a personas ni mercancías. Adiós a los taxistas, chóferes, camioneros, carteros y repartidores en general. Y puestos a imaginar, lo siguiente en llegar serán aviones, barcos, trenes... autónomos. Adiós también a pilotos, capitanes de barco y maquinistas.

Compras online. Es alucinante cómo este sector está multiplicando sus beneficios año tras año. Amazon es la punta del iceberg de una revolución que pronto amenazará a cualquier negocio físico. Todos nuestros pedidos llegarán vía aérea gracias a los drones o a robots que hasta te los colocarán en sus debidos estantes de la casa. Pronto nadie irá al supermercado, ni a tiendas de moda, calzado, complementos, muebles... El concepto de dependiente de una tienda pasará a mejor vida. La mayoría de locales quedarán vacíos y por cierto, nadie pagará ya ningún tipo de alquiler por ellos. Las agencias de viajes o el 90% de los trabajadores de un aeropuerto serán prescindibles antes de una década. Aerolíneas como Ryanair ya han mostrado el camino.

Empleados de call center y telefonistas. Ya están siendo sustituidos por plataformas electrónicas con reconocimiento de voz. Asimismo, los oficinistas, secretarios y archivistas serán desplazados por la nube y los teléfonos inteligentes.

Bancos. Ni que decir que bancos online como ING han cambiado ya este modelo de negocio. Pronto no habrá ni una entidad física. Todo se hará vía Internet. Adiós al 90% de profesionales de este sector.

Impresoras 3D. Ya están entre nosotros aunque todavía no a gran escala. En menos de diez años todos tendremos una en casa como en su día tuvimos una impresora de papel. Fabricarán cualquier cosa que puedas imaginar. Adiós a todo lo relacionado con la artesanía (serán productos muy caros y fácilmente imitables con esta tecnología). Y adiós también a decenas de fábricas relacionadas con el moldeo de plásticos y metales.

Producción en cadena. Ya es una realidad, pero toda empresa que produzca en cadena sustituirá casi al 100% de sus empleados por máquinas.

Educación. Esto parece de lo más utópico pero nada más lejos de la realidad. Pronto los maestros/profesores como hoy los conocemos no existirán. Todo se aprenderá vía online, con profesores virtuales y lo más importante, particulares, adaptados al ritmo de aprendizaje de cada alumno.

Obviamente esta revolución no supondrá el fin del mundo como tal, pero sí la pérdida de millones de puestos de trabajo que hoy son comunes. Las nuevas generaciones nacerán adaptadas pero, ¿qué hacemos con las de ahora? ¿Dónde se recolocarán? ¿Qué haremos con tanto tiempo libre? ¿Quién pagará nuestras nóminas por no trabajar? ¿Cómo sustentaremos los servicios públicos? ¿Y las pensiones? ¿Cómo nos sentiremos realizados sin trabajo?

Puede que esto te suene a muy lejano o quizá que te identifiques con ese trabajador del peaje que han prejubilado o despedido porque ya no era necesario.

pABLO rIOJA (17/1/2017)

QUIZÁ TAMBIÉN TE INTERESE

España, leyenda del fútbol mundial

Apocalipsis (II), revolución tecnológica

Zinedine Zidane, un símbolo vivo del Real Madrid

No hay comentarios:

Publicar un comentario